6 situaciones de riesgo

1-  Cuando el adolescente que fuimos definió nuestra realidad de hoy: la falta de disciplina en los estudios entonces, bajas calificaciones  o la preferencia por asignaturas cómodas, hace que no hayamos podido entonces escoger la formación superior que deseábamos o limita  hoy gravemente hoy nuestro techo en la compañía donde estemos.

2- Cuándo hemos elegido estudios superiores con criterios no profesionalizados: cuando, por ejemplo,  la elección de estos estudios se ha basado en una idealización  de la imagen social que tiene un rol profesional específico. Cuando la elección ha tenido una importante desinformación en  los contenidos  de los estudios, o cuando no se ha proyectado el esfuerzo sostenido a lo largo de los  años de formación de grado.
 
3- Cuando el paso de universidad a empresa se realiza con criterios no estratégicos, cuando se apuesta y se consigue una posición atendiendo solamente al el prestigio de la compañía final, en el deseo ardiente de emplear ya los conocimientos adquiridos o en la idea de que una apuesta fija y temprana temprano facilita una mejor  progresión.
 
4- Cuando pensamos en el ahora, en el “trabajo” -actividad remunerada cotidiana-  y  no en el futuro: el   proyecto profesional que busca un desarrollo personal  en coherencia con nuestros valores o aspiraciones de vida.
 
5- Cuando aceptamos que contra  un mal jefe nada se puede hacer, que es solo cuestión de suerte o no tenerlo, y no nos atrevemos a gestionar la relación.
 
6- Cuando el tiempo en las esferas  propias  de las áreas  personales o familiares, irrumpen lentamente y sin darnos cuenta   en el tiempo de búsqueda de trabajo, creando una dinámica de  “ladrones de tiempo” difícil de detectar en la cotidianidad inmediata.
 
En general y en definitiva, cuando se carece de una visión consecuente de el futuro personal que oriente a acciones  hoy o cuando se crea realmente que las cosas no cambiarán  para un futuro que nunca llegará.

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